No obstante, se siguen vendiendo y comprando viviendas. Para formar
parte de ese porcentaje, los propietarios tienen que volcarse más que nunca con
la labor de venta.
Entre otras cosas, deben evitar caer en cinco
errores comunes a la hora de vender una casa:
No tomarse en
serio al primer interesado
La mayoría de las veces, el primer interesado en
comprar la vivienda es el mejor comprador. En general, el
comprador potencial que hace la primera oferta está muy dispuesto a hacer
negocios. La primera oferta tal vez pueda ser más baja de lo que al vendedor le
gustaría, pero para eso están las negociaciones.
Muchos vendedores toman la decisión de esperar a
que lleguen mejores ofertas, pero cuando muchos inmuebles pasan demasiado
tiempo en el mercado es porque el propietario no se tomó suficientemente en
serio aquella primera oferta que recibió. A estas alturas, aquel posible
comprador ya ha adquirido otra vivienda.
No arreglar
pequeñas averías
¿Grifos que gotean? ¿Una ventana que no cierra
bien? ¿Alguna cañería que desprende olores? Antes de poner a la venta una casa
hay que hacer una pequeña inversión en tiempo y dinero para hacer que la
vivienda esté completamente libre de estas pequeñas molestias.
Los compradores también son personas ocupadas y no
quieren encontrarse en la situación de tener que acometer pequeñas
reformas o tareas de
mantenimiento tras comprar una vivienda. Al contrario, lo que harán al detectar
estos fallos será hacer una oferta económica inferior y pedir al propietario
que corra con los gastos.
En lugar de llegar a una situación así, es
recomendable invertir un poco de dinero por adelantado o hacer el trabajo uno
mismo para solventar estos pequeños problemas. La casa se venderá más rápido y
lo más probable es que el vendedor recupere la inversión realizada e incluso
más. En otras palabras: una visita de 300 euros de un fontanero o un
electricista puede evitar una oferta económica del comprador 3.000 euros menor.
Hacer cambios
muy personales en la vivienda
En muchas ocasiones, los propietarios de una
vivienda caen en la tentación de redecorar o reformar su casa para que refleje
sus gustos más personales y particulares. Cuando se ha decidido que esa casa es
en la que se va a vivir para siempre estas decisiones son perfectas, pero
cuando no se sabe si se va a querer vender el inmueble en el futuro, entonces
es una de las peores decisiones que se puden tomar. En ningún sitio está
escrito que nuestros gustos sean los gustos de los posibles compradores de
nuestra vivienda, más bien suele ocurrir todo lo contrario.
Por lo tanto, hay que pensar muy cuidadosamente
acerca de cualquier reforma de la vivienda antes de venderla. La mayoría de los
compradores esperan darle un toque personal a la casa tras comprarla, mejor que
no lo hagamos por ellos.
Poner un
precio demasiado alto
Con una situación como la actual, poner un precio
demasiado alto no es una estrategia
acertada para atraer personas interesadas en nuestra vivienda. Los compradores
actuales están bien informados y conocen la situación y los precios de mercado
de los barrios en los que buscan una vivienda. Con un precio muy elevado, la vivienda
en cuestión está condenada a permanecer mucho tiempo en el mercado, alejando a
posibles interesados, que pueden pensar que si está tanto tiempo sin venderse
"por algo será".
Además, hay que tener en cuenta que con un mercado
en el que los precios no dejan de bajar, es probable que muchos propietarios
que tienen sus viviendas a la venta se vean obligados a bajar un poco más los
precios de salida, aunque estos no estén por encima de la media del mercado.
Si el precio está ajustado desde el principio, las
probabilidades de vender son mucho más altas que si se puso un precio muy alto
que se va reduciendo poco a poco en sucesivas revisiones.
No tener
suficiente visibilidad
En un mercado con poco movimiento como el actual,
una gran mayoría de los posibles compradores de vivienda pasan mucho tiempo
buscando buenas ofertas online. Si la casa en
venta tiene un precio adecuado y suficiente visibilidad online, las oportunidades de venderla son mayores que si
nos dedicamos a enseñarla a los interesados tan sólo algunas horas al día y
ciertos días a la semana.
Un vendedor interesado en vender su casa de la
forma más rápida posible tiene que darle al inmueble toda la visibilidad
posible. Y esto significa combinar todas las opciones, que por supuesto no son
excluyentes. Mostrar la vivienda en portales especializados tiene que
combinarse con aceptar todas las visitas físicas que sea posible. No estar
disponible para enseñar la casa en muchas ocasiones emite un mensaje negativo a
los compradores.
Además, hay que estar siempre listo para enseñar
la casa y que ésta siempre esté preparada para recibir la visita de posibles
compradores.
Los mercados cambian y los compradores y
vendedores tienen que adaptarse a estos cambios. En un momento de gran
dificultad para el mercado inmobiliario hay que estar atento de no cometer
estos errores habituales.
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